CARNAVAL EN LA CALLE

De todas las celebraciones que tienen lugar a lo largo del año, el carnaval representa la manifestación pagana más popular del calendario festivo, la única que permite la trasgresión de la norma, la ruptura con los convencionalismos sociales y la ocultación de la imagen cotidiana; convirtiéndose de este modo en la fiesta de la libertad y la alegría más desbordantes.

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Historia

En torno a su origen, existen dos versiones: las que apuntan a las saturnales romanas y otras que se decantan por la fiesta dionisiaca de los griegos. Sea como fuere, las calles de Córdoba siguen rememorando el evento, año tras año, convirtiendo la Plaza de San Agustín, San Juan de Letrán y la Corredera en un estallido de color y alegría en la que no faltan el buen humor y la música para todas las edades.

Se repite de esta forma una fiesta de la que nuestra ciudad tiene su primera referencia el 30 de octubre de 1821 con la publicación de un reglamento para los bailes de máscaras, en el Teatro Principal, ubicado en la calle Ambrosio de Morales. Un segundo documento está fechado en 1852, en el que se municipaliza, curiosamente, nueve años antes de que lo hiciera Don Juan Velarde en la ciudad de Cádiz.

En cuanto al Carnaval en la calle, las crónicas de la época lo sitúan en la Corredera y su entorno, punto de encuentro de los amantes de estas fiestas a mediados del siglo pasado. También mencionan las reservas del público respecto a la participación, y hablan de algunas figuras que animaban a la fiesta como la máscara del”Tío del higo” (que ataba un dulce a un palo largo  para que los chiquillos trataran de alcanzarlo), o los hermanos García Lovera. Fueron los disfraces, seguidos luego por otros muchos a lo largo de la historia, hasta llegar a nuestros días.

Las carnestolendas fueron prohibidas en 1937. Algunos de los chirigoteros y comparsistas viajaban hasta la ciudad de Cádiz para participar en las fiestas de esta ciudad costera, logrando premios y prestigio en aquellos certámenes de postguerra. Tras pasar por la etapa de prohibición franquista (que no logró erradicar ni evitar la fiesta, de modo clandestino), la broma, la sátira, la crítica, las coplillas o el travestismo volvieron a celebrarse de forma oficial y a llenar las calles, a partir de 1970.

Actualidad

En la actualidad, el Ayuntamiento de Córdoba y la Asociación Carnavalesca participan  activamente en el realce de un carnaval que cobra auge y popularidad año tras año.

El Pregón de Carnaval abre paso a una serie de figuras públicas o anónimas representadas por personajes que, de forma individual o colectiva, enmascaran su aspecto y personalidad, tras atuendos de lo más variopinto, y dispuestos a repartir bromas y alegría por las calles de Córdoba.Entre las figuras individuales cabe distinguir dos elementos: el disfraz y el mascarón. El primero suele ser rico en adornos, buscando la aproximación a personajes reales o de ficción, llevado con una intención de belleza y realce, siendo más propio de bailes y fiestas de salón; el mascarón, en cambio es grotesco y desordenado, utiliza para su transformación colchas, sábanas y otros elementos hogareños, engalanándose también con insospechados artilugios caseros o de la vida cotidiana, para reinar en la calle.

A pesar de su antigüedad y su aproximación a las clases humildes (que han sido los verdaderos artífices de la celebración y prolongación del carnaval), el mascarón está dejando paso al disfraz debido a la importación de las costumbres de las clases sociales más altas, y de los carnavales típicos de zonas costeras, donde los desfiles cobran más importancia que las escenas callejeras y espontáneas de los mascarones.

Existen personajes de la historia reciente que lo son de la del carnaval de esta ciudad, como la conocidísima “Paquera” o “Sara”, aquel Antonio Muñoz del barrio de San Pedro que, junto con un numeroso grupo de travestís, llenaba de fantasía y sensualidad los bailes y desfiles de estas fechas, hasta pocos meses antes de su desaparición a mediados de los noventa. Otra figura insustituible es “Pepe el Pespuntes”, que presenta varios disfraces anuales siempre relacionados con personalidades y hechos que han marcado la actualidad. Su ingenio y capacidad para la crítica, incisiva y elegante a la vez, le han hecho merecedor de gran número de premios tanto en Córdoba como en Cádiz.

En cuanto a los grupos de carnaval están formados por comparsas y chirigotas. Sus componentes visten disfraces alusivos al nombre que les define cada año (siempre relacionado con el tema estrella de su repertorio), mientras recorren las calles entonando las típicas coplillas de carnaval, después de haber participado en las eliminatorias y concursos anuales que se vienen desarrollando en el marco del Gran Teatro y del Osio, en el castizo barrio de Cañero donde tienen su sede. De forma intermitente, aparecen también sobre sus escenarios cuartetos, tan escasos como ocurrentes, y coros. Desaparecidos estos últimos de los escenarios cordobeses desde el siglo pasado, “Puertorrico, un coro diferente” recuperó esta modalidad en 2009.

Córdoba cuenta con grupos prestigiosos, respaldados por nombres de los compositores de música  y letra de carnaval, cuyo reconocimiento salta las fronteras de nuestra ciudad, tomando por lo general el camino del Sur que lleva a Cádiz. Entre los más destacados, está Antonio Rodríguez  Salido (Ganador del I Premio Regional de Cádiz en 1970) y el compositor Rafael Castro, que también llevó su grupo en numerosas ocasiones a la ciudad de la Bahía.

En este certamen del Gran Teatro participan otros compositores como Pablo Castilla o Eduardo Lara, cuyos temas ponen voz a auténticas sagas de grupos, convertidos ya en clásicos del Carnaval y de la memoria eterna de sus gentes como el desaparecido chirigotero “Miguelón” (Miguel Lara), de los populares Cabezones.

Tras el concurso las calles se abren a la fiesta con el tradicional Pregón. Por los escenarios del Gran Teatro, la plaza de las Tendillas, la del Poeta Juan Bernier o el Teatro Osio, conocidos  personajes y personalidades, vinculadas a la ciudad, vinieron ofreciendo su personal visión de este evento, de forma magistral y altruista, hasta el año 2009, en que se trasladó a La Corredera.

Las galas se inician como anticipación de lo que será, más tarde, este tiempo festivo que tiene lugar antes de entrar de lleno en el periodo de Cuaresma, concluyendo tradicionalmente el Miércoles de Ceniza; aunque en Córdoba, y en otras localidades de su provincia, se alarga hasta el domingo siguiente, dando lugar a una semana de fiesta en la que destacan los fines de semana y el Lunes de Carnaval.

En el segundo fin de semana la cabalgata recorre la ciudad, desde el Paseo de la Victoria hasta la plaza de la Corredera, pasando por las principales calles de Córdoba, entre una lluvia de confetis, serpentinas de colores, pasacalles, música y alegría. Este ambiente festivo cuenta siempre con el calor y la participación masiva del público cordobés y el entusiasmo de quienes en esos días visitan la ciudad.

Y para decir adiós con buen sabor de boca a estos días, nada mejor que el típico potaje en San Agustín y San Juan de Letrán, servido por las peñas, con la calle Montero como puente de unión, los lugares emblemáticos, puntos de encuentro y referente ineludible para los fieles de estas fiestas en las que todo puede transformarse, con una pequeña dosis de imaginación y muchas ganas de divertirse.

Fecha

La fecha en la que se celebra el carnaval es variable.